El agua es vida. El elemento más básico e imprescindible de nuestra alimentación diaria, eso lo tenemos claro. Sin embargo, a veces nos equivocamos pensando que el agua que compramos embotellada es siempre la misma.
No es simplemente una cuestión de marcas o de diferentes etiquetas, no toda el agua embotellada es igual. Por supuesto, todas ellas han pasado estrictos controles y son aptas para el consumo humano, pero existen diferentes tipos, y queremos contaros en qué se diferencian.
Agua preparada o agua potable
El agua potable o agua preparada es aquella que ha recibido tratamientos potabilizadores. Es decir, hablamos de un agua embotellada que ha sido tratada para ser apta para el consumo y que ha pasado numerosos controles para poder ser comercializada. Es como comprar embotellada la que conocemos como ‘agua del grifo’. Su procedencia puede ser un pantano, o el propio már, es por eso que tras los tratamientos potabilizadores debe pasar estrictos controles y que, una vez los ha superado, es totalmente apta para consumo.
Agua de manantial
El Agua de Manantial debe tener pureza original pero su composición mineral puede no ser estable. Es decir, el agua mineral natural y el agua de manantial son ambas de origen subterráneo. Pueden emergir espontáneamente en la superficie de la tierra, o bien tras alguna técnica aplicada para lograr tal fin, como un sondeo, pozo, zanja, galería etc.
La principal diferencia entre el agua de manantial y el agua mineral es que esta última tiene una composición mineral constante y la de manantial no. No obstante, sus beneficios y pureza son los mismos.
Agua mineral natural
Llegamos al producto más completo de los expuestos hasta ahora. El agua mineral natural se caracteriza por ser de origen subterráneo y puro, con una composición mineral siempre igual, envasada a pie de manantial. Igual que lo hemos visto en los tipos de agua anteriores, debe pasar controles antes de su comercialización. Este tipo de agua está regulada por una legislación muy concreta, muy específica y muy estricta.
Es por ello que no son muchas las aguas que pueden acceder al título de ‘Agua Mineral Natural’, pues éste sólo le otorga a aquellas que cumplen con unos determinados requisitos y una vez que han superado un largo expediente administrativo y numerosos controles. El agua mineral natural es un producto tan singular que debe llegar al consumidor en su estado de pureza natural.
Directivas de la Unión Europea, complementadas con la legislación española se aseguran de que se comercializa un alimento natural, saludable y seguro.
Además, la industria realiza continuos análisis y muestras para garantizar la calidad del producto final, llevando a cabo más de 300 análisis diarios para monitorizar la calidad y estabilidad del agua envasada. Con estos controles, las empresas como Aguas de Sousas se aseguran en todo momento la calidad del producto, desde la captación hasta el punto de venta, garantizando siempre su pureza original.
Así es Aguas de Sousas
Aguas de Sousas es un agua mineral natural, por lo que Aguas de Sousas se caracteriza fundamentalmente por su débil Mineralización (entre 50 y 500 mg de residuo seco por litro), favoreciendo así la eliminación de toxinas, ácido oxálico, úrico y fosfórico.
Es un agua bicarbonatada (facilita la digestión), litínica y ligeramente fluorada (goza de propiedades antisépticas).
El magnesio existente, equilibra el sistema nervioso central y beneficia la actividad cerebral, mientras que el potasio se encarga de almacenar el nitrógeno.
Es un agua eupéptica que activa la secreción de los jugos gástricos favoreciendo la digestión y es ideal para tratamientos adelgazantes, ya que favorece la diuresis y no aporta calorías.
Como has podido comprobar, cada agua es diferente, por lo que debemos acostumbrarnos a fijarnos en su etiqueta. Un truco para que esto resulte más sencillo es comprar siempre Aguas de Sousas. Tan natural como tú.